martes, mayo 04, 2010

Domingo por la tarde


Estoy solo, como siempre. Ha llovido todo el día y he permanecido con mi rostro pegado al cristal de la ventana, observando la lluvia y las pocas personas que de vez en cuando pasan por la calle, escapando del agua. Los relámpagos han sido insistentes, por encima de los pinos, pero al final ... todo acaba. Después de la tormenta ... qué calma más grande la que se percibe. El silencio ... un trueno lejano ... y una gota de lluvia todavía suspendida...

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