Son las márgenes del río Tempisque, Guanacaste, Costa Rica. Las rocas a la orilla son una invitación para posarse en ellas y contemplar el horizonte montañoso.
Cada vez que lo hago siento rejuvenecer esperanzas, como si el soliloquio fuera escuchado por alguien más.
De todos modos el susurro de aguamarina prolongando el matiz del campo es suficiente.
1 comentario:
es hermoso este paisaje
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