miércoles, marzo 22, 2006

Recuerdo de infancia

Cuando yo tenía 5 años hice un buen viaje con papá. En ese tiempo vivíamos en un potrero infinito de Guanacaste y un día murió alguien.

Papá fue al velorio y me llevó.

Caminamos toda una eternidad y al llegar, ya entrada la noche, el yo niño se astió de tanta rezadera y cantadera al son de escandalosas guitarras.

Ese día, en ese instante, bajo esas circunstancias, por primera vez deseé no estar allí. Pasaban las horas y nada daba señales de que aquello fuera a acabar. Me recuerdo en un rincón, cabeceando, hasta que...papá se acercó y dijo las palabras mágicas, lo que yo más anhelaba escuchar en ese momento: "Vamos a casa"

El largo y tortuoso camino a casa estuvo matizado por luna, conversadera para que yo no me durmiera y de vez en cuando esquivar un riachuelo que atravesaba el camino.

Desde entonces en cuántas ocasiones he estado en sitios, circunstancias y con personas deseando con toda el alma no estar allí y dependiendo totalmente de otros.

Tierra trágame?

Sin embargo, se despierta dentro de uno esa sinfonía de locura cuando ese alguien, de quien uno depende en ese instante llega y nos dice:

"Vámonos ya"

No hay comentarios.: