sábado, mayo 13, 2006

Angularidad No. 2



¿De qué vale que el viento azote sin piedad al ciprés de siempre y provoque con ello que las ramas más altas susurren al unísono la vieja canción de siempre si de ese modo mi panorama es idéntico al desierto árido que se deja ver por los ojos ausentes de los viajeros perdidos? Mi razón era evitarlo, no hablar de ello porque me hace daño, pero ¿de qué otro modo puedo enfrentar la interrogante que normalmente se vuelve implacable cuando se acerca el invierno, se escudriña por las telarañas neuronales de mi cerebro hasta quedarse acurrucada en un rinconcito de mi inconciencia?

¿Dónde estarán mis padres? ¿Cómo serán? No me refiero a las dos almas blancas que me criaron con ternura y ensoñación, me refiero a los otros, a quienes por pobreza, dilucidez o desengaños, me dejaron solo desde niño.

Ya pasé la etapa de la necesidad del cariño, la tibieza y del sentir del aliento fresco de mamá, todo resumido en un vacío que se siente en el corazón. Ahora más bien es una necesidad madura, crítica, transparente porque se trata del pensamiento, de las tramas que he empezado a trazar de un tiempo para acá y me veo en la necesidad de emprender una búsqueda implacable por las raíces que concibieron mi ser.

¿Están juntos?¿Se dejaron? ¿Existen? ¿Ya no? ¿Uno sí y el otro no? ¿Están cerca? ¿Lejos? ¿Tendré hermanos de una misma secuencia genética? ....... ¿Me piensan? ...... ¿Se han preguntado dónde estoy? ¿Lo sabrán? ¿Están informados de mí y se ocultan? ¿Andan desesperados como yo? Mis debilidades ¿son herencia de papá, de mamá? Mis facciones, ¿tienden más a ella, a él? Y la sensibilidad que me hace lacrimear por un perrito desvalido, ¿proviene de ti mamá? Y mi arrogancia que se desborda en los intervalos de la madrugada ¿proviene de ti papá? Y cuando me dejaron, ¿les dolió? ¿sufrieron, lloraron? ¿O eras una mamá soltera y desvalida mamá y no pudiste enfrentar lo que yo iba a significar?

Lentamente el sábado se va.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un texto desgarrador. Perfectamente escrito e intensamente sentido. Mala compañera es la noche para la melancolía.

Un abrazo