lunes, mayo 01, 2006

Solsticio de un verano lejano


El atardecer llegó puntual como de costumbre, con su imponente y gigantezco sol iluminando las últimas instancias antes de desaparecer, eclipsado absolutamente por la montaña de 25 kilómetros de altura.

Unos instantes después todo quedaría absolutamente oscuro dando paso a la singular danza de miríadas de estrellas galopando fantasías. A continuación, por el oeste irá apareciendo EgXan, tan cercana que si hubiera un noctámbulo espectador podría observar a simple vista el vaivén de las fastuosas olas de sus impecables mares y no podría evitar el impulso involuntario de extender sus manos queriendo alcanzarla.

La luz de luna de EgXan se reflejaría de un color rojizo en el paisaje por un buen rato, hasta que su color fuera absolutamente modificado por la repentina presencia de EgZan hacia el suroeste, lo cual tornaría todo de violetas y púrpuras.

Las olas alcanzarían los pies del noctámbulo espectador, si lo hubiera y lo premiarían con la tibieza de un verano cósmico difícil de olvidar. Poco a poco las lunas ascenderían hasta el cenit y en su ascenso el paisaje habría cambiado constantemente de colores, haciendo que las sombras lejanas de montañas y océanos parecieran espejos luminiscentes enmarañados en la policromía musical de un lugar muy distante.

Finalmente, las lunas desaparecerían igual que lo hizo el sol y todo volvería a la oscuridad absoluta. Lejos de sentir temor, el noctámbulo espectador, si lo hubiera, sentiría regocijo al no alcanzar siquiera ver sus manos, a sabiendas de que el solsticio de verano sería aún más generoso de lo acostumbrado, así que esperaría pacientemente una hora más.

Allí está, la conjunción de planetas al alcance de su mirada y en el silencio de la noche ruidos de cuerdas irrumpen violentamente, apenas audibles, producto de las fuerzas gravitacionales ahora tan cercanas.
- o -
Ya es tarde. Me apoyo en el tronco del ciprés de siempre y regreso a casa, dormiré y probablemente soñaré dormido lo que ya soñé despierto.

Un instante previo a entrar a la casa echo un último vistazo y selecciono la estrella más lejana que se puede observar:

¿Será allí donde ocurre ese espectacular atardecer?
¿Y de serlo cuánto tiempo transcurrirá antes de que los ojos de un noctámbulo espectador lleguen a presenciarlo?

1 comentario:

Mario Vega dijo...

Hola...

Jejeje están divertidas las historias de tu oficina... No creas, yo soy informático y más de una vez me han pasado cosas semejantes... especialmente la de bajar la computadora al suelo.. jejeje esa es típica...

Por cierto, vieras que en Firefox el banner animado me sale sobre los post... por aquello que lo tomes en cuenta...

Saludos!