
Cada tarde, después de un día cualquiera de trabajo
y justo antes de que el sol desaparezca,
regreso a casa.
Poco a poco van apareciendo los árboles que la rodean
y respiro profundo
como si con ello lograra absorber
el aroma del té que tiempo atrás hervía en la tetera.
Me detengo un instante
justo a lado del ciprés de siempre
y desde allí
contemplo el portón entreabierto
y la puerta de la casa herméticamente cerrada.
Y en ese instante
imagino a Angela asomarse por la ventana
y sonreírme
como nunca alcanzó a hacerlo.
Y en ese instante
imagino a Lara,
hermosamente dispuesta
como siempre lo estaba,
con las puertas abiertas de par en par
y el viento revoloteando por toda la casa.
Cada tarde, al llegar a casa
creo escuchar una bebé susurrando
más solo son flores nuevas en el jardín
que me provocan un nuevo encanto.
Y solo por un instante
imagino con toda el alma
un planeta nuevo, diferente, hermoso
donde seguramente ellas están jugando.
4 comentarios:
Me encantó este post... ¡Hermoso! A mi también me gusta añorar... Siempre me quedo embobada viendo a través de la ventana...
Y seguro que ese planeta existe y allí juegan y desde su atalaya te ven y sonrien.
Gracias por comentar mi blogy de esa manera darme a conocer la tuya que bien hermosa es.
Un abrazo
Amo esos viajes que te arrancan una sonrisa mientras tus ojos persiguen luces imperceptibles para el resto...
Yo tengo un universo entero de esos planetas... cada día descubro más.
ME encanta tu espacio, muy muy bello, las imágenes y los textos que hasta ahora he leído. Un gusto que hayas pasado por mi desordenado y anti-creativo blog! jejejej
Un saludo de otra tica
MArce
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