jueves, abril 20, 2006

Los verdes capullos de un sauce

Cuando la noche ha caído en todo su esplendor y no queda más que quedarse quieto a la voluntad de Morfeo, todavía queda un instante de conciencia para aprovechar, antes de que el día termine por completo. Justo en ese instante, cuando uno se encuentra consigo mismo en la intimidad de la almohada, puedo quedarme quieto y escuchar.

Escuchar por ejemplo la contracción de una lata de zinc en el techo, el susurro del viento cuando mece la mata de gardenias o el clapson de un auto a un kilómetro de distancia. También hay murmullos silenciosos dentro de la casa: el ronroneo de la refrigeradora, la suave llama de una vela mientras quema las esencias de eucalipto y ... claro ... ruidos de ausencia pintada con ositos o duendes en el bosque.

Justo en ese instante previo a la inconciencia, repasé el dvd (ya no el cassette) de la vida que he vivido y descubrí por casualidad que en cada pasaje siempre he llevado un libro bajo el brazo. No un libro único por supuesto - no puedo ser tan fiel - si no cualquier libro, el de turno.

He leído desde libros tan breves como "Historia de pájaros y de niebla" hasta libros tan grandes como "Los cipreses creen en Dios" de José María Gironella o "Don Quijote de la Mancha". Libros tan sencillos como "Cocorí" hasta las complejidades de "Ulises" de Joyse. He leído libros que inician en escenarios tan cercanos como Heredia en Juan Varela hasta libros que culminan en lugares tan lejanos como Siberia en "Crimen y castigo" de Dostovyesky. Libros tan reales como "El diario de Ana Frank" hasta libros tan fantásticos como la saga de Indigo de Louise Cooper.

Y he leído libros hasta 3 veces como "El último teorema de Fermat" hasta libros que no he podido concluir como "Un día en la vida de Iván Denisovich". Libros de autores tan famosos como García Marquez hasta libros de autores tan poco conocidos como Arthur Golden. Igualmente hay libros que están en la memoria porque están asociados a recuerdos maravillosos de épocas de colegial
como "Jaraguá" y libros rosa como "Sublime amor juvenil" o "Pasión de Verano"

Y libros que se quedaron en el intento como aquel "Bahía de pasiones" que a la salida del colegio veía por la ventana de la librería el Nido en Heredia y un día que ajusté el dinero para comprarlo, cuando llegué ya lo habían vendido.

Y libros que los tengo en la mente como pendientes pero que no sé si existen, solo quedan como la recomendación que en algún momento alguien me hizo muchos años atrás como "El vuelo del cuervo".

Y libros tan serios como "Aurora" de Niezstche hasta libros con humor tan fino como "La tournee de Dios" de Jardiel Poncela, que compré en la Lehman en el 93, lo presté y desapareció (desde ese día decidí no prestar más libros).

Y he estado en las librerías y tenido libros en las manos ante la indecisión de comprarlos o no y años después resultan en películas como "El señor de los anillos", "Memorias de una Geisha" o "El jardinero Fiel", mientras que otros han sido películas después de que los he leído.

Y anécdotas: Allá por el 84 saqué el libro "Los cipreses creen en Dios" de la biblioteca de Santa Bárbara, que de paso alguien lo había donado porque era una edición muy vieja y una dedicatoria muy bonita, me lo llevé para la casa y cuando lo fui a devolver habían cerrado la biblioteca. Ahora está en el estante de libros de mi casa, muy bien cuidado, como todo libro que compro.

Está lo otro: Si compro un libro, lo leo y no me gusta para nada, termino vendiéndolo en una compra y venta.

Tenía un libro que decidí ponerle un mensaje y lo dejé adrede en la banca de un parque. El mensaje decía:

"Léelo y luego déjalo por allí para que otro lo lea"

Quién sabe dónde estará??

Hay libros que van directamente al capítulo 1 mientras que otros como "El pájaro espino" que me regaló una amiga hacen un prólogo bellísimo.


En estos momentos voy por la página 42 del libro de turno y dice:

"De sus cabellos colgaban lo verdes capullos de un sauce, y llevaba un kimono
rosa pálido con un estampado en relieve de rosas blancas"

6 comentarios:

Cristibel dijo...

Los libros son de los pocos que me siguen haciendo compañía desde antes de que empezara a leer...

Y son culpables de que tenga tanta fantasía en la cabeza, también.

Jaqui dijo...

Pensandolo bien, sí los libros pueden ser los culpables de mis transtornos mentales y personalidades múltiples..jaja..por eso me encantan!

Alejandro Gago dijo...

algo le paso a tu blog...creo...
uso firefox y el banner de arriba tapa el primer post, y no se ve tu pet, y los post de meses antiguos?

Enrique Gallud Jardiel dijo...

Dijo Jardiel que hay que prestar los libros a los amigos. Como no te los devolverán, tendrás que comprarte otro ejemplar, y así el autor saldrá ganando.

Noctámbulo Desesperado dijo...

Cris: Quié fuera libro?

Jaqui: A mí me pasa lo mismo quer a vos

Ale: Será que fui invadido por hackers?

Quique: Lo malo es que no recuerdo a quien se lo presté...debería empezar por devolver los que tengo de otros dueños...

Anónimo dijo...

Yo ahora casi no leo libros, alguno d epoesía y poc más. Leer en las blogs me lleva mucho tiempo y el resto lo gasto en escribir. Pero sigo entrando a ojear en las librerias, siempre he sentido un placer especial al tener un libro en las manos, en acariciarlo y olerlo.
Tambien tengo una manía si he leído el libro no veo la pelicula y si veo antes la pelicula soy incapaz de leer el libro. Sé que es una mania pero...

UN abrazo